La obesidad se ha convertido en una amenaza silenciosa, mortal y de alcance planetario. La OMS plantea que tiene múltiples causas e invita a considerar todas para un tratamiento eficaz.
Esta organización la considera hoy como una enfermedad causada por muchos factores que incluyen la biología, la salud mental, el riesgo genético, el medio ambiente, el acceso a atención médica y alimentos ultraprocesados. No es un problema de falta de voluntad.
Las personas obesas tienen un riesgo mayor de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. También tienen el doble de posibilidades de ser hospitalizadas por complicaciones del covid-19.
Tan importante como subestimada, la obesidad se ha instalado en nuestra sociedad causando graves problemas en la autoestima, la salud física y mental de las personas, provocando unas 8.800 muertes al año en Chile (una persona cada hora2).
Su prevalencia en la población (más de 4.000.000 de chilenos son obesos) eleva los costos del sistema de salud, que ya destina un 3% de su presupuesto anual en el tratamiento de unas 200 enfermedades asociadas, producidas y agravadas por la obesidad.
Resulta inexplicable que en Chile las autoridades todavía no la consideren una enfermedad sino un factor de riesgo. Así, mientras se atiende la hipertensión arterial o la diabetes mellitus (ambas cubiertas por el GES), se deja sin tratamiento oportuno a quienes sufren la condición que las provocó.
Hacer dietas y ejercicios no basta
Es un error considerar que para bajar de peso basta sólo con dietas y ejercicios ignorando las otras causas de la obesidad. Aunque el ejercicio tiene una función importante en la salud general y es muy útil en estrategias de prevención y como parte de tratamientos integrales de control de peso, por sí solo no constituye un tratamiento eficaz para la obesidad.
Las personas no tienen la culpa de su obesidad
Muchas veces se suele culpar a las personas que sufren obesidad de su enfermedad. El prejuicio social de que la obesidad es simplemente una responsabilidad individual de la persona puede evitar que las personas busquen atención médica y causarles daño físico y emocional.
Algunas de sus causas están fuera del control de las personas. Los factores biológicos y genéticos predisponen a algunos a un mayor riesgo. Los entornos físicos y sociales impactan en la capacidad de llevar vidas saludables y nos exponen a alimentos con exceso de grasas, azúcares y calorías. La obesidad es resultado de una suma de factores biológicos, genéticos y ambientales.
No es sólo un asunto de peso
El peso es un indicador de la obesidad, pero el tratamiento de la obesidad apunta a mejorar la salud en general, no solo a bajar de peso. Es posible que una persona con un IMC más alto de lo recomendable, controle su enfermedad y viva con un “peso saludable”.
Ya no es solo un problema de los países ricos
Hoy, la obesidad aumenta más rápido en países de ingresos bajos y medios. Muchos enfrentan al mismo tiempo la obesidad y la desnutrición. La obesidad es mucho más frecuente en las comunidades más pobres y vulnerables.
La obesidad en niños puede y debe prevenirse y tratarse.
La obesidad infantil prácticamente se duplica cada 10 años. Puede afectar profundamente la salud física, el bienestar social y emocional y la autoestima de los niños.
Se asocia con un bajo rendimiento académico y una menor calidad de vida. A menudo se prolonga hasta la edad adulta, por lo que su prevención y tratamiento son de máxima importancia para detener el aumento global de la obesidad. La educación tiene un rol clave para apoyar una nutrición adecuada para ellos.
Cada 4 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Obesidad.
La fecha busca generar conciencia de que es una pandemia mundial y nos afecta a todos, por lo que solo involucrándonos y trabajando unidos se logrará detenerla.